Junio 2023 – Canadá Periódico CORREO Canadiense.

El tren avanza a la velocidad de siempre. La gente dentro del vagón va ensimismada. Es lunes, y los lunes siento que son días ambiguos. Me llega a la memoria la canción del grupo La Unión Lobo-Hombre en París y me da por tararearla: «Cae la noche y amanece en París».

Es invierno, hace frío en Toronto y parece de noche, pero es muy temprano en la mañana. Los que viajamos en este tren, creo yo, que lo hacemos un poco con cansancio, otro poco con calma. Aunque muchos lo nieguen, la rutina devuelve el equilibrio que el fin de semana arrebata.

Falta casi la mitad del recorrido para llegar a mi destino. El alto parlante anuncia la siguiente parada y en el fondo de mi inconsciente sigue sonando la canción «Sorprendido espiando, el lobo escapa aullando y…» Las puertas del tren se abren y solo se sube un pasajero. Adivino que tendrá máximo veinticinco años. Contrario a todos, la persona viste un short tan apretado que delata sus formas más íntimas, también lleva una camiseta larga sin mangas. Sostiene contra su pecho una cobija o algo que se le parece. Su cabello sin peinar, barba larga y desordenada, ropa sucia, zapatos de tacón, piel descubierta, audífonos grandes que le cubren las orejas del ruido exterior y yo digo que también le protege del frío. Parece que su cuerpo cargara con el peso del desorden y el malestar de un descanso aplazado.

Pienso que todo es tan extraño y a la vez tan perfecto. Es lunes y un lunes todo puede suceder.
«La luna llena sobre París»

A menudo me pasa que cuando veo a un desconocido imagino cómo será su vida. Imagino la casa en la que vivirá, su gente alrededor, su trabajo y hasta sus hobbies, pero en este caso nada me viene a la mente. Nada. Solo oscuridad, niebla. No hay nada claro.

«Ha transformado en hombre a Denisse»
En la canción que me ocupa la mente, Denisse es un lobo que, tras ser mordido por el mago del Siam, bajo la luna llena de París, fue transformado en hombre.
«Rueda por los bares del boulevard. Se ha alojado en un sucio hostal (ha-ha)»

Los que estamos sentados más cerca, hemos salido del hipnotismo de la mañana y ahora miramos con asombro y desconcierto al recién llegado pasajero, como tratando de descifrar jeroglíficos tras cuya interpretación se conocerá el misterio de la vida.
Él está encorvado, aferrado a su cobija, provocando con su espalda una joroba que casi imita a un caparazón.
El alto parlante anuncia mi parada y ambos nos preparamos para salir del vagón. Él, voltea la mirada y con sus ojos me atrapa. Le pregunto si quiere un café y asiente.

Los lunes ambiguos provocan cierta calma que no se tiene en otros días, es como prepararse para un simulacro: sabes que es por tu bien y por el bien común, nada cuestionas solo cumples con lo que te piden y lo haces pronto y con calma. Cuando el simulacro termina todos piensan que, ante un desastre, estarán preparados porque han practicado muchas veces, pero lo cierto es que no.

«Junto a él se ha sentado, una joven. Con la que irá a contemplar. La luna llena sobre París»

María Fernanda Rodríguez

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