Octubre 2022 – Canadá Periódico CORREO Canadiense. 

Miedo, según el diccionario, alude a la perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo real o imaginario. Aprensión de que suceda lo contrario a lo que se desea; todo ocurre en el universo de la mente.  

 

De chica, viviendo en Ecuador, aprendí sobre la cultura del miedo. Me advirtieron de los peligros de la noche, de la calle, de lo que podría suceder si caminaba cerca de un grupo de hombres parados en una esquina, y de las situaciones terroríficas que esconde el transporte público para una mujer. El discurso venía acompañado de consejos a tener en cuenta: no salir sola; en el autobús nunca sentarse en el rincón, es mejor ir de pie, y si alguien se para detrás de ti, entonces “poner los codos” para que no te toquen.  

 

El discurso quedó en mi mente como el grabado de una moneda; con bordes y relieves, con fechas, con caras y cruces. En la moneda de mi vida, de un lado, se lee “Warning”, y del otro, “fragile”.  

 

Ser frágil, ser vulnerable, es el mensaje entre líneas cuando aprendes a vivir en la cultura del miedo.

 

Ahora estoy aquí, en medio de un paréntesis, en lo que considero la mitad de mi vida, con el deseo de enfrentar esos miedos aprendidos. El sentido de alarma aún se activa cuando la casualidad procura el encuentro con alguno de esos terrores, pero me atrevo a confirmar que en Canadá he aprendido a sobrellevar esos temores. Caminar en soledad me ha enseñado a observar mi entorno; viajar en transporte público a escuchar a la gente que no conozco y empatizar con el mundo real; y la noche, con su inmensidad, es el único momento en el que puedo ver las estrellas.  

 

Deseo borrar la lectura de uno de los lados de mi moneda y “fragile” no se leerá ya más.

Si tuvieras la oportunidad de grabar, en la moneda de tu vida, una palabra que te identifique ¿Cuál sería?

 

 

María Fernanda Rodríguez.

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